viernes, 17 de mayo de 2013

La Necesidad de las dos naturalezas en Cristo


¿Hacia dónde se inclina la gente hoy día, hacia la humanidad de Cristo o hacia la divinidad? Para muchos Jesús no es nada más que un hombre; pero al mismo tiempo se sienten obligados a atribuirle el valor de un Dios, o a reclamar la divinidad para El en virtud de la inmanencia de Dios en El, o de la morada del Espíritu en El. La necesidad de las dos naturalezas en Cristo se muestra esencial en la doctrina bíblica de la expiación.
1. La necesidad de su humanidad. Puesto que el hombre pecó, era necesario que el castigo lo recibiera el hombre. Además, la paga del castigo envolvía el sufrimiento del cuerpo y del alma, en tal forma que sólo el hombre es capaz de sufrirlo, Juan 12: 27; Hech. 3: 18; Heb. 2: 14; 9: 22. Era necesario que Cristo tomara la naturaleza humana, no únicamente con todas sus propiedades esenciales, sino también con todas las flaquezas a las que está propensa desde la caída, y que de esta manera bajara hasta las profundidades de la degradación a la que el hombre ha caído, Heb. 2: 17, 18. Al mismo tiempo tenía que ser un hombre sin pecado, porque uno que fuera pecador y que hubiera arruinado su propia vida ciertamente no podría hacer expiación por otros, Heb. 7: 26. Tan sólo un Mediador como El, verdaderamente humano, que tuviera el conocimiento experimental de las miserias de la humanidad y que se levantara por encima de todas las tentaciones, podría entrar con toda simpatía a todas las experiencias, las pruebas y las tentaciones de los hombres, Heb. 2: 17, 18; 4: 15-5: 2, y ser un ejemplo humano perfecto para sus seguidores, Mat. 11: 29; Marc. 10: 39; Juan 13: 13-15; Fil. 2: 5-8; Heb. 12: 24; I Pedro 2: 21.
2. La necesidad de su divinidad. En el plan divino de salvación era absolutamente esencial que el Mediador también fuera verdadero Dios. Esto era necesario, para  que
a.Presentara un sacrificio de infinito valor y diera perfecta obediencia a la ley 
de Dios
b.              Soportara la ira de Dios con propósito redentor, es decir, para liberar a los 
otros de la maldición de la ley y
c.       Pudiera aplicar todos los frutos de su trabajo cumplido a aquellos que lo 
recibieran a El mediante la fe. El hombre con su vida deshecha no puede pagar el castigo del pecado, ni prestar obediencia perfecta a Dios. Puede soportar la ira divina, y si no fuera por la gracia redentora de Dios, la tendría que soportar eternamente, pero no podría sobrellevarla de una manera tal que pudiera abrirse una vía de escape, Sal 49 : 7-10; 130 : 3.

jueves, 16 de mayo de 2013

La humanidad inmaculada de Cristo


Atribuimos a Cristo no solamente la perfección natural sino también la moral, integridad o perfección moral, es decir, la impecabilidad. Esto significa no sólo que Cristo pudo evitar el pecado (pituita non peccare), y que verdaderamente lo evitó, sino que también era imposible para El cometer pecado (non potuit peccare) debido a la unión esencial entre sus naturalezas humana y divina. 
La impecabilidad de Cristo fue negada por Martineau, Irving, Menken, Holsten y Pfleiderer, pero la Biblia testifica claramente de esa impecabilidad en los pasajes siguientes: Luc. 1: 35; Juan 8: 46; 14: 30; II Cor. 5: 21; Heb. 4: 15; 9: 14; I Ped. 2: 22; I Juan 3: 5. 
En tanto que Cristo tenía que ser hecho pecado en el sentido judicial, no obstante éticamente estaba libre tanto de la depravación hereditaria como del pecado actual. 
Nunca hizo El una confesión de error moral; ni se unió con sus discípulos para orar, diciendo: "Perdónanos nuestros pecados". 
Pudo desafiar a sus enemigos a que lo redarguyeran de pecado. La Escritura hasta lo presenta como el único en quien el hombre ideal está cumplido, Heb. 2: 8, 9; I Cor. 15: 45; II Cor. 3: 18; Fil. 3: 21. Además, el nombre "Hijo del Hombre", que se apropió Jesús, parece declarar con autoridad que El responde al ideal perfecto de la humanidad.

La prueba bíblica de la verdadera humanidad de Cristo


Hubo un tiempo en que la realidad y la integridad natural de la naturaleza humana de Cristo fueron negadas, pero actualmente nadie objeta en serio la verdadera humanidad de Jesucristo. De hecho, hay en nuestro día un énfasis extremo sobre su verdadera humanidad, un siempre creciente humanitarismo. 
La única divinidad que muchos atribuyen todavía a Cristo. Es nada más la de su perfecta humanidad. Sin duda alguna, esta tendencia moderna es en parte una protesta en contra del énfasis unilateral sobre la deidad de Cristo. Los hombres algunas veces han olvidado al Cristo humano en su reverencia por el divino. 
Es muy importante sostener la realidad e integridad de la humanidad de Jesús admitiendo su desarrollo humano y sus limitaciones humanas. 
El esplendor de su deidad no debe acentuarse tanto que se oscurezca su verdadera humanidad. Jesús se llamó hombre, y así le llamaron otros, Juan 8: 40; Hech. 2: 22; Rom. 5: 15; I Cor. 15: 21. 
El nombre con que más comúnmente se designa el mismo Jesús, "el Hijo del Hombre", indique lo que indique, en verdad señala la verdadera humanidad de Jesús. Además, se dice que el Señor vino o que fue manifestado en la carne, Juan 1: 14; I Tim. 3: 16; I Juan 4: 2. En estos pasajes el término "carne" denota naturaleza humana. 
La Biblia indica claramente que Jesús poseyó los elementos esenciales de la naturaleza humana, es decir, un cuerpo material y una alma racional, Mat. 26: 26, 28, 38; Luc. 23: 46; 24: 39; Juan 11: 33; Heb. 2: 14. 
Hay también pasajes que demuestran que Jesús estaba sujeto a las leyes ordinarias del desarrollo humano, y a las necesidades y a los sufrimientos humanos, Luc. 2: 40, 52; Heb. 2: 10, 18; 5: 8. Se deduce hasta el detalle que las experiencias normales de la vida del hombre fueron suyas, Mat. 4: 2; 8: 24; 9: 36; Marc. 3: 5; Luc. 22: 44; Juan 4: 6; 11: 35; 12: 27; 19: 28, 30; Heb. 5: 7.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Pruebas Bíblicas de la Deidad de Cristo


En vista de la extendida negación de la deidad de Cristo, resulta de lo más importante estar perfectamente informados de la prueba bíblica de ella.
1. En el Antiguo Testamento. Algunos han mostrado inclinación a negar que el Antiguo Testamento contenga predicciones de un Mesías divino; pero esta negación es completamente insostenible en vista de pasajes como Sal 2: 6-12 (Heb. 1: 5); 45: 6, 7 (Heb. 1: 8, 9); 110: 1 (Heb. 1: 13); Isa. 9: 6; Jer. 23: 6; Dan. 7: 13; Miq. 5 2; Zac. 13: 7; Mal 3: 1.
2.                En los escritos de Juan y Pablo. Se ha encontrado que es completamente imposible negar que tanto Juan como Pablo enseñan la deidad de Cristo. En el Evangelio de Juan se encuentra el más elevado concepto de la persona de Cristo tal como lo revelan los siguientes pasajes Juan 1 : 1-3, 14, 18; 2 : 24, 25; 3 : 16-18, 35, 36; 4 : 14, 15 ; 5 : 18, 20, 21, 22, 25-27; 11 : 41-44; 20 : 28 ; I Juan 1 : 3 ; 2 : 23 ; 4 : 14, 15; 5 : 5, 10-13, 20. Un concepto parecido se encuentra en las epístolas paulinas y en la Carta a los Hebreos, Rom. 1 : 7; 9 : 5 ; I Cor. 1 : 1-3 ; 2 : 8 ; II Cor. 5 : 10; Gál. 2 : 20 ; 4 : 4 ; Fil. 2 : 6 ; Col. 2 : 9 ; I Tim. 3: 16; Heb. 1: 1-3, 5, 8; 4: 14; 5 : 8, etc. Los críticos eruditos tratan de varias maneras de escapar de la doctrina que claramente enseñan estos escritos, por ejemplo, negando la historicidad del evangelio de Juan y la autenticidad de muchas de las epístolas de Pablo ; considerando las explicaciones de Juan, Pablo y Hebreos como interpretaciones infundadas.
3.                En los sinópticos. Algunos sostienen que los sinópticos son los únicos que nos proporcionan un verdadero retrato de Cristo. Dicen que ellos dibujan al Jesús humano y en verdad histórico tal como se le contrasta con la figura idealizada del cuarto evangelio. Pero es de perfecta evidencia que el Cristo de los sinópticos es tan verdaderamente divino como el Cristo de Juan. Sobresale como una persona por completo sobrenatural, Hijo del Hombre e Hijo de Dios Su carácter y obras justifican lo que dice ser. Nótense en particular los siguientes pasajes: Mat. 5: 17; 9: 6; 11: 1-6, 27; 14: 33; 16: 16, 17; 28: 18; 25: 31 y siguientes; Marc. 8: 38, y muchos pasajes similares y paralelos.
4.                En la conciencia misma de Jesús. En años recientes ha habido una tendencia a regresar a la conciencia propia de Jesús, y a negar que él fuera consciente de ser el Mesías o el Hijo de Dios. Naturalmente, no es posible tener conocimiento alguno de la conciencia de Jesús, sino es por medio de sus palabras, tal como están consignadas en los Evangelios; y siempre es posible negar que expresan en forma correcta el pensamiento de Jesús. Para aquellos que aceptan el testimonio del evangelio no puede caber duda del hecho de que Jesús fue consciente de ser el verdadero Hijo de Dios. Los pasajes siguientes dan testimonio de esto : Mat. 11 : 27 (Luc. 10 : 22) ; 21: 37, 38 (Marc. 12 : 6 ; Luc. 20: 13) ; 22 : 41-46 (Marc. 13 : 35- 37; Luc. 20: 41-44) ; 24: 36 (Marc. 13 : 32) ; 28: 19. Algunos de estos pasajes testifican la conciencia mesiánica de Jesús; otros al hecho de que era consciente de ser el Hijo de Dios en el sentido más eminente. Hay varios pasajes en Mateo y Lucas en los que El habla de la primera persona de la Trinidad como "mi Padre", Mat. 7: 21; 10:32, 33; 11:27; 12:50; 15:13; 16:17; 18:10, 19, 35; 20:23; 25:34; 26 : 29, 53 ; Luc. 2: 49; 22: 29; 24: 49. En el Evangelio de Juan la conciencia de ser el verdadero Hijo de Dios resalta mucho más en pasajes como los siguientes: Juan 3: 13; 5: 17, 18, 19-27; 6: 37-40, 57; 8: 34-36; 10: 17, 18, 30, 35, 36, y otros pasajes.

martes, 14 de mayo de 2013

Las naturalezas de Cristo


Desde los tiempos primitivos, y más particularmente desde el Concilio de Calcedonia, la Iglesia confesó la doctrina de las dos naturalezas de Cristo. El Concilio no resolvió el problema que presentaba una persona que a la vez era humana y divina, sino sólo trató de hacer a un lado las soluciones que se habían ofrecido y que eran claramente reconocidas como erróneas. Y la Iglesia aceptó la doctrina de las dos naturalezas en una persona, no porque entendiera por completo el misterio, sino porque vio en ello un misterio revelado por la Palabra de Dios. Fue, y permaneció desde entonces para la Iglesia, como un artículo de fe que está más allá de la comprensión humana.

Los ataques racionalistas sobre la doctrina no escasearon, pero la iglesia permaneció firme en la confesión de esta verdad a pesar del hecho de que una y otra vez se declaró que era contraria a la razón. En esta confesión los católicos romanos y los protestantes permanecen hombro con hombro. Pero desde la última parte del Siglo XVIII en adelante esta doctrina ha sido blanco de persistentes ataques. Vino la época de la razón y se declaró ser indigno del hombre aceptar, sobre la base de autoridad de la Escritura, lo que era en realidad contrario a la razón humana.
Filósofos y teólogos individualmente trataron de resolver el problema presentado por Cristo, a fin de poder ofrecer a la iglesia una sustitución de la doctrina de las dos naturalezas. Tomaron su punto de partida en la humanidad de Jesús, y aun después de un siglo de penosa búsqueda no encontraron en Jesús más que un hombre con un elemento divino en El. No pudieron levantarse hasta el reconocimiento de El cómo su Señor y su Dios.
-                     Schleiermacher habló de un hombre con una suprema conciencia de Dios;
-                     Ritschl, de un hombre que tuvo el valor de un Dios;
-                     Wendt, de un hombre que permanecía en una íntima y continua comunión de amor con Dios;
-                     Beyschlag, de un hombre lleno de Dios, y
-                     Sanday, de un hombre con una irrupción de lo divino en la subconsciencia pero Cristo es y sigue siendo únicamente un hombre.

Posteriormente otras líneas teológicas despojarían a Cristo de su verdadera deidad y lo reducirían a dimensiones humanas. No obstante, en la actualidad toda la epistemología de los siglos anteriores está a discusión, y la suficiencia de la razón humana para la interpretación de la verdad última se encuentra seriamente controvertida. Hay un nuevo énfasis sobre la revelación. Teólogos muy influyentes como Barth y Brunner, no dudan en confesar su fe en la doctrina de las dos naturalezas. Es de gran importancia sostener esta doctrina tal como fue concebida por el Concilio de Calcedonia.

lunes, 13 de mayo de 2013

El nombre: Señor


El nombre "Señor" se aplica a Dios en la Septuaginta 1. Como el equivalente de Jehová
2. Como la traducción de Adonaí
3. Como la traducción de un título honorífico humano aplicado a Dios (el principal, Adon), Jos. 3: 11; Sal 97: 5.
En el Nuevo Testamento encontramos una parecida y triple aplicación del nombre a Cristo 1. Como una forma cortés y respetuosa de dirigirse a Él, Mat. 8: 2; 20: 33
2. Una forma que expresa propiedad y autoridad, sin implicar nada del carácter divino de Cristo y de su autoridad, Mat. 21 : 3 ; 24 : 42
3. En la forma que expresa un elevado carácter, con la más elevada connotación de autoridad, y de hecho, equivalente prácticamente al nombre Dios", Marc. 12: 36, 37; Luc. 2: 11; 3: 4; Hech. 2: 36; I Cor. 12: 3; Fil. 2: 11. En algunos casos es difícil determinar la connotación exacta del título. Sin duda, después de la exaltación de Cristo, el nombre se aplicó generalmente a Él en el más elevado sentido. Pero hay ejemplos de este uso aun antes de la resurrección, en donde la importancia divina, de modo práctico, del título ya ha sido alcanzada evidentemente, como en Mat. 7: 22; Luc. 5: 8; Juan 20: 28. Hay una grande diferencia de opinión entre los eruditos respecto al origen y desarrollo de este título tal como se aplica a Jesús. A pesar de todo lo que se ha adelantado en el sentido contrario, no hay razón para dudar que el uso del nombre, en la forma que fue aplicado a Jesús, tiene su raíz en el Antiguo Testamento. Hay un elemento constante en la historia de este concepto, y es el sentido de derecho de propiedad con la debida autoridad. Las epístolas de Pablo sugieren la idea adicional de que es una autoridad y derecho de propiedad que descansa sobre los derechos adquiridos precedentemente. Es dudoso si este elemento ya está presente en los Evangelios.

El nombre: Hijo de Dios


El nombre "Hijo de Dios" se aplicó de diversos modos en el Antiguo Testamento:
1.                Al pueblo de Israel, Ex 4 : 22 ; Jer. 31 : 9 ; Oseas 11: 1
2.                A los oficiales de Israel, especialmente al rey prometido de la casa de David, II Sam 7:14;Sal89 :27
3.                A los ángeles, Job 1: 6; 2 : 1; 38: 7; Sal 29: 1; 89: 6
4.                Al pueblo piadoso en general, Gen 6: 2; Sal 73: 15; Prov. 14: 26. En Israel adquirió el nombre un significado teocrático. En el Nuevo Testamento encontramos a Jesús apropiándose el nombre, y a otros que también se lo concedieron a Él.
El nombre se le aplica a Jesús en cuatro sentidos diferentes que no siempre se conservan con entera distinción en la Escritura, puesto que algunas veces se combinan. Se aplica el nombre a Jesús:
1.                En el sentido oficial o mesiánico, como una descripción del oficio más bien que de la naturaleza de Cristo. El Mesías pudo ser llamado Hijo de Dios como heredero y representante de Dios. Los demonios claramente entendieron el nombre en sentido mesiánico, cuando se lo dieron a Jesús. Parece haber tenido este sentido también en Mat. 24: 36; Mar. 13: 32. Aun cuando el nombre, tal como fue pronunciado por la voz que se oyó en el bautismo de Jesús y en su transfiguración, Mat. 3: 17; 17: 5; Marc. 1: 11; 9: 7; Luc. 3: 22; 9: 35, puede interpretarse así, con toda probabilidad, tiene un sentido más profundo. Hay varios pasajes en los que el sentido mesiánico se combina con el sentido trinitario, compárese lo que sigue.
2.                En el sentido trinitario. El nombre se usa algunas veces para denotar la deidad esencial de Cristo. En este sentido señala el derecho de hijo desde la preexistencia, lo que trasciende absolutamente de la vida humana de Cristo y de su llamamiento oficial como Mesías. Encontramos ejemplos de esto en Mat. 11: 27; 14: 28-33; 16: 16, y paralelos; 21: 33-46, y paralelos; 22: 41- 46; 26: 63, y paralelos. En algunos de estos ejemplos la idea del derecho de hijo como idea mesiánica entra también en mayor o menor grado. También encontramos en pasajes juaninos, entretejidas, la idea ontológica y la mesiánica de derecho de hijo, en los que Jesús declara con autoridad que El es el Hijo de Dios, aunque no haga uso del nombre, por ejemplo en 6: 69; 8: 16, 18, 23; 10 : 15, 30 ; 14 : 20, etc. En las epístolas se designa frecuentemente a Cristo como el Hijo de Dios en el sentido metafísico, Rom. 1: 3; 8: 3; Gal 4: 4; Heb. 1: 1; y muchos otros pasajes. En la moderna teología ancha es costumbre negar el derecho metafísico de Hijo que tiene Cristo.
3.                En el sentido de la natividad. También se llama a Cristo el Hijo de Dios en virtud de su nacimiento sobrenatural. El nombre se le aplica en el bien conocido pasaje del
evangelio de Lucas, en el que el origen de su naturaleza humana se atribuye a la paternidad de Dios directa y sobrenatural, es decir, Luc. 1: 35. El Dr. Vos también encuentra indicaciones de este sentido del nombre en Mat. 1: 18-24; Juan 1: 13. Naturalmente este significado del nombre también lo niegan los modernos teólogos anchos, que no creen en el nacimiento virginal ni en la concepción sobrenatural de Cristo
4. En el sentido ético religioso. En este mismo sentido el nombre "hijo" o "hijos de Dios" se aplica a los creyentes en el Nuevo Testamento. Es posible que tengamos un ejemplo de la aplicación del nombre "Hijo de Dios" a Jesús en ese sentido ético religioso en Mat. 17: 24-27. Esto dependerá de saber si Pedro está aquí representado como exento también del tributo del templo. Especialmente en este sentido la teología ancha moderna atribuye el nombre a Jesús. Encuentra que el derecho de Hijo correspondiente a Jesús es únicamente un derecho de hijo en el sentido ético religioso, algo que en realidad es elevado pero que esencialmente no es diferente del derecho que tenían sus discípulos.

domingo, 12 de mayo de 2013

El nombre: Hijo del Hombre


En el Antiguo Testamento se encuentra este nombre en Sal 8: 4; Dan 7: 13, y frecuentemente en la profecía de Ezequiel. En la actualidad se admite casi por lo general que el uso que el Nuevo Testamento hace de este nombre depende del pasaje de Daniel. Este nombre fue el que Jesús usó más comúnmente para designarse. Se aplicó el nombre en más de 40 ocasiones. La única excepción en los evangelios se encuentra en Juan 12: 34, en donde aparece como una cita indirecta de lo que dice Jesús; y en el resto del Nuevo Testamento solamente lo emplean Esteban y Juan, Hech. 7: 56; Apoc. 1: 13; 14: 14.
El Dr. Vos divide en cuatro clases los pasajes en donde el nombre aparece
1. Pasajes que claramente se refieren al regreso escatológico del Hijo del Hombre, por ejemplo, Mat. 16 : 27, 28; Mar. 8 : 38 ; 13 : 26; etc., y paralelos
2.                Pasajes que hablan particularmente de los sufrimientos y la muerte de Jesús, y (algunas veces) también de su resurrección, como por ejemplo, Mat. 17 : 22 ; 20: 18, 19, 28; 12 : 40, etc. y paralelos
3.                Pasajes del Cuarto Evangelio, en los que se acentúa el lado celestial sobre-humano y la preexistencia de Jesús, por ejemplo, 1: 51; 3: 13, 14; 6: 27, 51, 62; 8: 28, etc.
4.                Un corto número de pasajes, en los que Jesús revela su naturaleza humana, Mar. 2: 27, 28; Juan 5: 27; 6: 27, 51, 62. Es difícil determinar por qué prefirió Jesús este nombre como designación propia. Originalmente el nombre se consideró, por lo general, como un título de significado oculto, por medio del cual Jesús intentó velar más bien que revelar su carácter mesiánico. Jesús probablemente prefería este nombre, porque estaba del todo alejado de toda posible malinterpretación judía del oficio mesiánico. Llamándose Hijo del Hombre, Jesús impartía a su carácter mesiánico su propio espíritu centrado en el cielo. 

Los nombres de Cristo


Hay especialmente cinco a considerar en relación a este tema. Son parcialmente descriptivos de las naturalezas de Cristo, parcialmente descriptivos de su posición oficial, y parcialmente descriptivos de la obra que El vino a hacer en el mundo.
Estos son: Jesús, Cristo, Hijo del Hombre, Hijo de Dios, Señor.
Si analizamos los dos primeros:

A. EL NOMBRE JESÚS
El nombre Jesús es la forma griega del hebreo Jehoshua, Joshua, Josué 1: 1; Zac. 3: 1, o Jeshua (la forma regular usada en los libros históricos post-exílicos), Esd. 2: 2. Su significado es Salvador. El nombre nació de dos bien conocidos tipos de Jesús en el Antiguo Testamento.
B. EL NOMBRE CRISTO
Si Jesús es el nombre personal, Cristo es el nombre oficial del Mesías. Significa "uno ungido". Los reyes y los sacerdotes, regularmente, fueron ungidos en la antigua dispensación, Ex 29 : 7 ; Lev. 4 : 3, Jueces 9 : 8 ; I Sam 9 : 16 ; 10 : 1 ; II Sam 19 : 10. Al rey se le llamaba "el ungido de Jehová", I Sam 24: 10. Hay un solo ejemplo de un profeta que fue ungido según se relata en I Reyes 19: 16, pero seguramente hay referencias a ello en el Sal 105: 15 y en Isa. 61: 1. El aceite usado para la unción de estos oficiales simbolizaba el Espíritu de Dios, Isa. 61: 1; Zac. 4: 1-6, y la unción representaba la transferencia del Espíritu a la persona consagrada, I Sam 10: 1, 6, 10; 16: 13, 14. La unción era un signo visible de
1.                Una designación para el oficio
2.                El establecimiento de una relación sagrada y la consiguiente santidad de la persona ungida, I Sam 26: 6; 26 : 9 ; II Sam 1: 14
Cristo fue establecido o designado para sus oficios desde la eternidad, pero históricamente su unción tuvo lugar cuando El fue ungido por el Espíritu Santo, Luc. 1: 35, y cuando recibió al Espíritu Santo, especialmente a la hora de su bautismo, Mat. 3: 16; Mar. 1: 10; Luc. 3: 22; Juan 1: 32; 3: 34. Sirvió para capacitarlo para su gran tarea. El nombre "Cristo" se aplicó por vez primera al Señor como nombre común acompañado del artículo, pero por grados se desarrolló en la forma de nombre propio, y fue usado sin el artículo.

viernes, 10 de mayo de 2013

Doctrinas Bautistas


TEXTO: Juan 1:18 
Intro: "Creemos que hay un Dios, y solamente uno, el verdadero y viviente Dios. Es un espíritu inteligente e infinito, el hacedor y gobernador supremo del cielo y de la tierra; inexpresablemente glorioso en santidad y digno de todo honor, amor y de toda confianza posible; creemos que en la unidad de la Deidad hay tres personas; el Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, iguales en toda perfección divina y ejecutando oficios distintos pero armónicos en la gran obra de la redención".
I. La existencia de Dios.
A. La Biblia no busca probar que Dios existe. Su existencia es presentada como un hecho que no necesita ser probado. Gen. 1:1 es un ejemplo; "En el principio creó Dios los cielos y la tierra".
B. El uso de la razón prueba que Dios existe.
1. La creación tiene que tener un creador. El universo no podría haberse creado solo, aunque hay quienes así lo afirman (Rom. 1:18-21; Salmo 19:1).
2. En todas partes del mundo los hombres creen en algún dios. La mayoría cree equivocadamente, pero cree. Los hombres tienen la necesidad en lo íntimo de su ser de creer en Dios. Vemos un ejemplo en Rom. 2:14-15. Los gentiles no tuvieron la ley escrita en un libro, sino en sus corazones.
C. No tenemos que probar que Dios existe. Lo aceptamos por fe y por las muchas evidencias. Los que dicen ser ateos, pues, les dejamos a ellos el problema de probar que no hay Dios (Salmo 14:1). El necio no sabe razonar. Es un ignorante según el diccionario.
II. La naturaleza de Dios.
A. Dios es Espíritu (Jn. 4:24). Significa que no tiene cuerpo material como nosotros. Entonces, no es visible a nuestros ojos (Col. 1:15; I Tim. 1:17). No puede ser percibido con los sentidos del cuerpo, sino con el espíritu. Dios sí, puede revelarse en forma visible si desea. Ejemplo - Cristo (Col. 1:15).
B. Dios es una personalidad. No es un objeto (como un ídolo), ni un animal, ni una simple fuerza, sino tiene las cualidades de una persona.
1. Sus nombres lo muestran (Mateo 11:25). Fue llamado Padre como una persona.
2. Puede pensar como una persona (Isa. 55:8-9).
3. Tiene emociones como una persona (Gen. 6:6; Deut. 6:15; Prov. 6:16; Apoc. 3:19).
4. Tiene voluntad como una persona (Ef. 1:5).
C. Dios es uno. La Biblia afirma que hay un solo Dios.
1. Lo leemos en el Antiguo Testamento (Isa. 44:6-8 y 45:5).
2. Lo notamos en Nuevo Testamento (I Cor. 8:4; I Tim. 2:5).
3. La razón nos enseña que solamente puede haber un Ser Supremo.
D. Dios es una Trinidad. Este será el tema de la siguiente lección. Lean y estudien los siguientes textos para el próximo domingo:
Antiguo Testamento: Gen. 1:26; 3:22; 11:7; Isa. 6:8.
Nuevo Testamento: Mateo 3:16-17; 28:18-20; II Cor. 13:14; Juan 14:16.
III. Conociendo a Dios.
Gracias a Dios, tenemos el privilegio de conocer al Ser Supremo del universo. No lo podemos ver, pero lo podemos conocer (Jn. 1:18). El Hijo de Dios se encarnó para revelar a Dios a los hombres.

Nombres de Dios


A. Nombres primarios del Antiguo Testamento
                                Jehova o Yahweh (YHWH)[Tetragramaton o Cuatro letras]=Existente por Si mismo (de Ex. 3:14, "Yo Soy el que Soy". Nombre de relación entre el verdadero Dios y su pueblo; cuando se usa se pone de relieve la santidad de Dios, Su odio al pecado, y Su amor a los pecadores. El Señor.
                                Elohim=El fuerte. Se usa con referencia al Dios verdadero con relación al universo, y a los dioses paganos. Es un plural intensivo, mayestatico y, a veces deliberativo (Gn. 1:26). De suyo, no expresa la Trinidad pero prepara convenientemente para la revelación de la Trinidad en el NT.
                                Adonai=Señor. Usado tanto con referencia a Dios como a los hombres, e indica la relación de Amo-siervo, soberanía y gobierno (control o poder autoritativo).
B. Nombres compuestos del Antiguo Testamento
1. De "ELOHIM"
a. El Elyon=El Altisimo (el mas fuerte entre los fuertes, Isaias 14:13-14).
b.El Roi=El fuerte que ve. Genesis 16:13.
c. El Shaddai=El Dios Todo-suficiente, el Todopoderoso. Genesis 17:1-20.
d.El Olam=Dios Sempiterno. Isaias 40:28.
2. De "JEHOVA":
a. Jehova-Jireh=El Señor proveera. Genesis 22:13-14.
b.Jehova-Nissi=El Señor es mi bandera o estandarte. Exodo 17:15.
c. Jehova-Shalom=El Señor es Paz. Jueces 6:24.
d.Jehova-Sabbaoth=El Señor de las huestes (los ejercitos). I Samuel 1:3.
e. Jehova-Macccadeshcem=El Señor tu santificador. Exodo 31:13.
f.  Jehova-Raah=El Señor es mi Pastor. Salmo 23:1
g. Jehova-Tsidkenu=El Señor es nuestra Justicia. Jeremias 23:6.
h.Jehova El Gmolah=El Señor de Recompensa. Jeremias 51:56
i.   Jehova-Nakeh=El Señor golpea (Castiga). Ezequiel 7:9.
j.   Jehova-Shammah=El Señor esta presente. Ezequiel 48:35.
k. Jehova-Rapha=El Señor tu sanador. Exodo 15:26.

Atributos o características de Dios


Basados en la Biblia y entendiendo y creyendo que existe un ser Supremo el cual llamamos Dios; como principal premisa, podemos entonces proceder a estudiar que es lo que hace a ese ser, Dios único y diferente a todos los demás dioses en los que el hombre cree.
Es necesario que este ser posea atributos que solo el solo puede tener y que ningún otro se asemeje. Laposesión de estos atributos lo hará único en su clase y por lo tal soberano. Veamos los atributos:
A. Definición o Significados de atributos: Caracter, naturaleza, constitucion, personalidad, cualificaciones, caracteristicas
B. Descripcion:
1.Unidad=Dios es uno. Dt. 6:4,
2.Infinitud=Dios no tiene limites. I Reyes 8:27, Hch 17:28.
3.Eternidad=Dios no tiene principio ni fin ni sucesión de tiempo. Genesis 21:33; Salmo 90:2 (No significa que el tiempo sea irreal para Dios, El reconoce la sucesión de los hechos, pero tanto lo presente, lo pasado y lo futuro esta vividamente presente a El.
4.Inmutabilidad=Dios no puede cambiar. Stgo. 1:17
5.Omnipresencia=Dios está en todo lugar, pero no está en todas las cosas, ni se confunde con ninguna cosa (Panteismo)
6.Soberania=Dios es el supremo rector del universo. Efesios 1.
7.Omnisciencia=Dios conoce todo, lo posible, lo futurible y lo real (pasado,presente y futuro) Mateo 11:21.
8.Omnipotencia=(Todopoderoso), Dios todo lo puede. Apocalipsis 19:6.
9.Justicia=Equidad moral, "sin acepción de personas". Hechos 17:31
10.            Amor=Dios busca el bien mas alto en el ejercicio de Su libre voluntad. Efesios 2:4-5
11.            Verdad=Acuerdo consistente con todo lo que Dios es, dice y hace. Juan 14:6.
12.       Santidad=Lejania de todo mal. I Juan. 1:5.

La Biblia nos introduce a este Dios el cual posee los ya antes mencionados atributos. La Biblia enseña que este ser es el Dios del Pueblo de Israel, y nos enseña que este Dios tiene nombre(s).

jueves, 9 de mayo de 2013

Naturaleza de Dios


La diversidad de nombres nos permite entender y conocer el carácter de Dios y su naturaleza.
Creencias Erróneas Respecto a Dios
Agnosticismo: Es imposible o difícil conocer a Dios.
Politeísmo: Creencia o adoración de muchos dioses.
Panteísmo: Todo es dios, este es un sistema filosófico religioso, que consiste en creer que la totalidad del universo es Dios.
Panteísmo Idealista: que dice que todo es idea la materia no existe.
Pan: Todo Teísmo: dios
Materialismo: Sustenta que la mente y la materia son una misma cosa.
Deísmo: dios es un dios personal, creador del mundo pero el mundo esta gobernado por las leyes naturales.